Comodoro Rivadavia utiliza un 25% menos de energía que un aeropuerto tradicional. La obra generó 460 empleos directos y 1.150 indirectos.
Aeropuertos Argentina 2000 inauguró en Comodoro Rivadavia la primera terminal sustentable del país. El aeropuerto patagónico es el único del país que cuenta con una terminal con certificación LEED (Leadership in Energy and Environmental Design) que garantiza procesos de construcción sustentables y de alta performance.
En la inauguración estuvieron el ministro de Transporte de la Nación, Guillermo Dietrich, y el presidente de Aeropuertos Argentina 2000, Martín Eurnekian.
La obra presenta nuevos halls de arribos y partidas, un sector gastronómico y otro de embarque con dos nuevas puertas y mangas, entre otras importantes mejoras y modernizaciones. La nueva terminal ahora cuenta con una superficie total de 8.400m2 conformados por: subsuelo, planta baja, planta alta, sala y edificio técnico.
Además, 514 metros cuadrados de edificios anexos con pórtico de acceso y puesto fijo. También se está trabajando en la renovación total de la pista de aterrizaje, las calles de rodaje, de la plataforma comercial y del sistema de balizamiento.
Los trabajos en la terminal generaron 460 empleos directos y 1.150 indirectos, impulsan el crecimiento de las economías regionales y mejoran la experiencia de los turistas que visitan la provincia. En 2018 pasaron por Comodoro Rivadavia más de 680.000 personas.
Durante la construcción, se utilizaron motocompresores con martillo de la flota de alquiler de la firma Cetec Sudamericana SA.
Durante la etapa 1 se trabajó en el nuevo hall de partidas, en el que se habilitaron 10 nuevos mostradores de Check in. Luego en la etapa 2, que se inaugura hoy, se sumaron dos más y se renovó el sector gastronómico y se incorporó un nuevo Hall de Arribos con dos nuevas cintas de equipaje.
En la planta alta se puso en funcionamiento parte del nuevo sector de Pre Embarque con una superficie de 1.000m² con dos puertas y una nueva manga que facilitó el acceso de los pasajeros a las aeronaves en una zona en la que predominan las bajas temperaturas y las ráfagas de viento.
Como parte de esa primera etapa, también se construyó el nuevo edificio técnico y un puesto de control de acceso a la plataforma que incrementó la seguridad operativa del aeropuerto.
En la segunda etapa, se demolió la vieja terminal para dar paso a la ampliación final del aeropuerto. Esas obras incluyeron la ampliación del Hall Público en la Planta Baja, con un nuevo acceso y nuevos locales comerciales, aumentando la oferta de servicios.
Además, se construyó un patio de valijas con una nueva cinta de equipaje y se incorporó un nuevo sector de control de Aduana, Migraciones y Senasa, con sus respectivas oficinas operativas. Se sumaron 520m² a la sala de Embarque completando un total de cuatro puertas, lo que ahora permite manejar de forma simultánea los vuelos de cabotaje e internacionales.
Las obras no afectaron las operaciones, y estuvieron garantizadas durante todas las intervenciones. Próximamente se comenzará con la obra de la Torre de Control, que se extenderá por 1 año y cuatro meses aproximadamente.
La nueva terminal cuenta con 12 puestos de check in (antes había ocho puestos), dos mangas (antes contaba con una), 4 puertas de embarque (el doble de las que había antes de la obra), tres cintas de equipaje en arribos (antes solo había una), y 560 puestos de parking (antes había 240).
La terminal fue pensada como sustentable desde el inicio, con cinco ejes: el sitio, el consumo de agua y el uso de energía, la selección de materiales y recursos, y el cuidado de la calidad ambiental interior.
La inclusión de vegetación en el techo no solo minimiza la absorción de calor, sino que también restaura las condiciones nativas ofreciendo nuevas áreas.